Es algo común, triste, que ocurre en todos los recitales. Una práctica que ha aumentado a partir de los últimos años, no importa el recital que haya, la finalidad y la opereta siempre es la misma. Los pungas están presentes, gastan cualquier cantidad de plata, solamente para robar y hacerle pasar un mal trago a toda la gente que pagó su entrada para disfrutar de un espectaculo, de 30 canciones al palo, pero no, hay seres que quieren todo lo contrario, que aprovechen el famoso "pogo" o lo que fuese, para escurrirse, buscar en el bolsillo del otro y robarle todo. Absolutamente todo. Hay otros, más peligrosos aún, que con un cuchillo, navaja, tajean las mochilas de hombres o mujeres y también la roban todo. Este caso, es un ejemplo claro de las deficiencias de los cacheos que se hacen antes de entrar a un estadio para ver un show.
Desde las misas ricoteras, a los banquetes de La Renga, pasando por los Rituales piojosos, los recitales de la Aplanadora y la versatilidad de Las Pelotas, en todos hay robos, pocos se salvan y la peligrosidad aumenta en los festivales multitudinarios, como el Pepsi Music o el Quilmes Rock. Otros festivales, de menor popularidad, y bastante igual convocatoria también son victimas de estos ladrones. Un caso es el Zona Rock, celebrado el viernes pasado en La Paternal, en el Microestadio de Argentinos y vaya que si hubo robos. Muchas personas, luego del evento, y por medio de redes sociales criticaron la poca seguridad que hubo en los recitales y la gran cantidad de robos ocurridos, en particular, con los celulares.
Dos hechos concretos retratan lo que se vivió en el "campo" esa noche de viernes. Los dos ocurrieron durante el último artista en escena, Ciro y Los Persas, y fueron acciones un tanto violentas. Una, ocurrió al principio del recital, y se vió claramente como un punga había sido descubierto. El muchacho que lo descubrió, lo corrió, pero no lo pudo alcanzar, todo un sintoma de lo que se vivía y el peligro que los espectadores corríamos.
El otro, ya casi llegando al final del recital, fue mucho más violento. Se armó una especie de ronda, en donde el punga fue enfrentado y hasta le pegaron. Su cara estaba ensangrentada, producto de las trompadas recibidas, a partir de varios de los que lo rodeaban para insultarlo y pegarle por sus robos. El propio punga corrió hacia los de "Prevención" y se pudo salvar de una paliza aún mucho mayor. Por suerte no se registraron más robo, aunque si se podían apreciar grandes cantidades de mochilas tajeadas por estos individuos.
Parece algo que nunca se va a terminar, que no tiene solución, que por costumbre, ser robado en un recital es algo común y que salir con sus cosas intactas, es una travesía, una hazaña. Y por lo visto, no va a cambiar en un futuro cercano ni tampoco lejano. La gente que va a disfrutar de dos horas o tres de canciones, cuando termine todo, se va a encontrar con que le falta el celular, la billetera o hasta el documento. Todo, por un mal cacheo y los pungas de siempre.
Correcciones:
ResponderEliminarOtra vez, bien encontrado el punto de la nota color. El problema es que este tipo de nota debería ser más descriptiva, y con menos espacio a la opinión. Hay que contar, no juzgar.
Faltan testimonios de los protagonistas, para darle vida a las cosas que decís, que de otra forman parecen obra de tu pura subjetividad.
Está bien escrito. Pero hay cierto abuso de las comas y las oraciones largas.